Santuario de la Naturaleza San Juan de Piche: alumnos de Alhué plantaron vida en el bosque esclerófilo mejor conservado de la Región Metropolitana
Administrada ejemplarmente por la Corporación Robles, esta desconocida área protegida de alto valor ecológico, ubicada en la comuna de Alhué, vivió una emotiva jornada de plantación de especies nativas como parte de una compensación voluntaria de emisiones de los atletas del Maratón de Santiago 2025. Bosque Maratón se titula esta alianza virtuosa entre deporte y medioambiente, cuyo hito fue la forestación de 400 ejemplares, 50 de los cuales fueron sembrados el pasado miércoles por una cuadrilla de estudiantes del Liceo Sara Troncoso de Alhué. Así, este Santuario, distante a unos 150 kilómetros de Santiago entre pronunciadas curvas y cuestas, redobla su compromiso por la conservación estricta, la investigación y la educación ambiental.
El Santuario de la Naturaleza San Juan de Piche queda en la comuna de Alhué, dentro de los límites de la Región Metropolitana, pero el extenuante viaje desde Santiago -más de dos horas y media- hace parecer que la distancia fuera mayor a la que dictan los números: 150 kilómetros aproximadamente. El trayecto desde la capital es relativamente sereno por la Ruta 78 hasta el cruce a la altura de Melipilla, pero luego hacia el sur se interna por curvas y cuestas con notables panorámicas hacia el valle, pasando por pueblos como Chocalán, San Juan de Popeta, Los Guindos, Pichi y las afueras de Alhué. En el tramo final, la semiaridez de los cerros va mutando de tonalidad hacia el verde intenso característico del Cordón de Cantillana, un ecosistema propio de la Cordillera de la Costa en el que se emplaza el Santuario. Entre el portón de acceso del fundo San Juan de Piche y el centro de educación ambiental del área protegida hay un camino ripiado, accidentado y sinuoso que provoca más de un estrago en los órganos internos de los pasajeros de la camioneta.
Dentro del Santuario, unos 15 estudiantes de primero medio del Liceo Sara Troncoso Troncoso de Alhué, algunos con rostros somnolientos, esperan a un costado del centro de educación ambiental. Ellos y ellas cumplirán una misión cardinal: plantar 50 árboles, de un total de 400, donados por las y los atletas del Maratón de Santiago 2025, por concepto de compensación voluntaria de huella de carbono en sus traslados a la competencia deportiva. Esta jornada de forestación es la culminación de un proyecto que entrelaza deporte y medioambiente llamado Bosque Maratón, fruto de una alianza colaborativa entre la Corporación Robles de Cantillana -entidad que administra el Santuario San Juan de Piche- y la empresa Prokart, productora del Maratón de Santiago, con apoyo del Liceo Sara Troncoso y de la Municipalidad de Alhué, tierra de tradiciones y leyendas, de miel con sabor celestial y de cantores a lo poeta.
“Esta actividad consiste en el hito que se traduce en la intención de Prokart de reducir la huella de carbono de los corredores. Ellos hicieron una donación para destinar los recursos en una compensación voluntaria a través de una solución basada en la naturaleza: la forestación de especies nativas del Chile central. Este es el segundo año en que trabajamos con Prokart. El 2024 la forestación fue más pequeña, con 180 árboles plantados, y ahora son 400, de los cuales ya se plantaron 350, y con el liceo vamos a plantar los 50 restantes”, comenta el director de Desarrollo de la Corporación Robles, Pablo Squella.
En tanto, el subgerente de Marketing de Prokart, Gonzalo León, señala que “para nosotros el compromiso con la sustentabilidad es súper importante, no sólo como Maratón de Santiago, sino como Prokart. Venir acá y plantar un arbolito representa la materialización del esfuerzo que hacen cientos de miles de corredores a través de la compensación de carbono. Esto no es gracias a Prokart, sino a los corredores. Nosotros sólo somos los mediadores”.

“La declaratoria como Santuario permite relevar la biodiversidad de este lugar. Es un patrimonio ambiental invaluable. Debe contener bosques esclerófilos en su mejor estado de conservación dentro de la Región Metropolitana”.
La dinámica de trabajo
Cristóbal Barros, director de Relaciones Institucionales de Robles, abre la jornada preguntando a los estudiantes y a las visitas por su árbol y animal favorito. Pocos nombran a especies de flora y fauna del Santuario y alrededores, pero algunos citan al lagarto gruñidor y al sapito de Cantillana, propios del ecosistema del Cordón de Cantillana. Ya roto el hielo, las y los alumnos voluntarios del Liceo Sara Troncoso acceden a participar de una dinámica de juego llamada “cara o sello”, donde se deben tocar las manos de espaldas sin verse, lo cual hace estallar las risas.
De cerca los mira el docente Roberto Menares, quien lidera al grupo escolar. Él es profesor de religión y señala que en sus clases aborda las temáticas medioambientales a partir de una encíclica del Papa Francisco, llamada Laudato Si’, y que dice relación con el cuidado de la casa común. “Ese cuidado tiene mucho que ver con el tema medioambiental. Cuidamos el medioambiente a través de la participación de los jóvenes. Se les incentiva con el trabajo en aula, donde pueden identificar y reconocer especies; se les habla de los problemas que existen actualmente. Esta jornada de forestación es la guinda de la torta para el trabajo que hacemos, ya que pueden aplicar el conocimiento en aula directamente en terreno”, señala el profesor.
A pasos de ahí, Pablo Squella reúne a los alumnos bajo la sombra de algunos árboles, y dicta una breve charla introductoria para aprender a reconocer las especies del bosque esclerófilo presentes en el Santuario San Juan de Piche. Se acerca a un litre, sin tocarlo, advirtiendo que su nombre científico es Lithrarea caustica, es decir, puede dañar severamente los tejidos al menor contacto. Luego compara la hoja del litre con la del boldo, que tiene vetas más marcadas y es más aromática. Recomienda, a la usanza de las abuelas, usar el boldo como una infusión para calmar los dolores de estómago.
El boldo y el litre serán dos de las especies propias del bosque esclerófilo de la Ecorregión Mediterránea que pasarán a ser parte de Bosque Maratón, las que se suman al quillay, espino, huingán, romerillo, chupalla, colliguay, quebracho, corontillo, molle y mayu. “El criterio de las especies a plantar está relacionado con la búsqueda de resiliencia. Tiene que ver con el tipo de ecosistema con el que estamos trabajando: el bosque esclerófilo de la Cordillera de la Costa. Son especies habituadas a este tipo de clima, lo cual nos permite asegurar que van a sobrevivir, se van a desarrollar y van a capturar ese carbono que buscamos a través de esta compensación”, agrega Pablo Squella, ingeniero forestal de profesión. Las y los jóvenes ya están listos para partir, pala en manos, a plantar árboles, a plantar vida.

“Nuestro compromiso con la sustentabilidad es súper importante, no sólo como Maratón de Santiago, sino como Prokart. Venir acá y plantar un arbolito representa la materialización del esfuerzo que hacen cientos de miles de corredores a través de la compensación de carbono. Esto no es gracias a Prokart, sino a los corredores. Nosotros sólo somos los mediadores”.
Un poco de historia del Santuario
Creado en 2013, el Santuario de la Naturaleza San Juan de Piche constituyó una respuesta a la amenaza concreta de un proyecto minero de extracción de oro en el fundo del mismo nombre, propiedad de la familia Otero. Consciente del patrimonio natural invaluable del sector, dicha familia inició las gestiones para convertir 1.610 hectáreas del fundo San Juan de Piche en área protegida bajo la figura de Santuario de la Naturaleza. El triunfo en los tribunales permitió conservar este lugar de alto valor ecológico, cuyo plan de manejo y administración está a cargo de la Corporación Robles.
“Desde los inicios siempre hubo una intención de cuidar el lugar y es a partir de la amenaza minera que la familia Otero tuvo que tomar cartas en el asunto y acelerar los procesos necesarios para hacer conservación efectiva del lugar. Ellos buscaron todas las vías posibles para proteger este espacio. La declaratoria como Santuario permite relevar la biodiversidad de este lugar. Es un patrimonio ambiental invaluable. Debe contener bosques esclerófilos en su mejor estado de conservación dentro de la Región Metropolitana”, asegura Pablo Squella.
No en vano, el Cordón de Cantillana, donde se inscribe el Santuario San Juan de Piche, está en el número 1 de la lista de 23 Sitios Prioritarios para la Conservación de la Biodiversidad dentro de la Región Metropolitana definidos por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA). Del mismo modo, la Ecorregión Mediterránea del centro de Chile -que incluye San Juan de Piche- es reconocida como uno de los 36 hotspots de biodiversidad mundial.
Los planes de compensación de emisiones son uno de los ejes estratégicos de financiamiento de la Corporación Robles, que se suman a la producción de viveros para otros proyectos de restauración ecológica y conservación, y otros fondos de protección ambiental, programas de Conaf y ley de donaciones.
El mecanismo aplica tanto para compensaciones voluntarias -el caso del Maratón de Santiago- como para compensaciones obligatorias. Según Pablo Squella, el instrumento está asociado al Plan de Descontaminación de la Región Metropolitana que obliga a las empresas que superan la norma a compensar sus emisiones de material particulado número 10 (MP10). “Esto se puede hacer no sólo a través de calefactores o recambios tecnológicos, sino mediante la creación y mantención de masas vegetacionales. Robles ofrece esta alternativa como un servicio de compensación mediante la creación y mantención de masas boscosas”. Así como el Bosque Maratón, también hay árboles que crecen en otro sector del Santuario asociado a las compensaciones por la edificación del nuevo Estadio Claro Arena del club Universidad Católica (obligatoria), y del Banco Santander (voluntaria).
“A sólo días de la COP30, reafirmamos nuestro compromiso con la Maratón de Santiago a través de la alianza con Prokart, que permite compensar voluntariamente la huella de carbono de corredores y corredoras. En este contexto, nos entusiasman las perspectivas de los proyectos 2026, donde atletas y empresas se pueden sumar a las nuevas iniciativas de forestación de la Región Metropolitana, que permitan implementar nuevas soluciones basadas en la naturaleza en beneficio de todas las personas”, dice al respecto Andrés Otero, fundador y director de la Corporación Robles.
Robles tiene tres ejes de trabajo que se enmarcan dentro de los Planes de Compensación de Emisiones (PCE) obligatorios: restauración ecológica, control y vigilancia, y educación ambiental. La restauración ecológica concierne a la forestación, el manejo de la silvicultura, control y manejo de especies exóticas invasoras y control de aguas lluvias; y el segundo a la construcción de torres de vigilancia para prevenir incendios, y de senderos y cortafuegos con el mismo fin de prever las amenazas.
El sitio no cuenta con un acceso formalizado para la visitación “tradicional”. La apertura se realiza mediante visitas guiadas y/o programas educativos asociados a los proyectos del Santuario. La investigación científica cumple un papel primordial aquí.
“Debido a que es un lugar bien aislado, no ha sido posible desarrollar una línea de financiamiento a través de la visitación, porque es muy baja la afluencia de público a este lugar. Son 5 horas, ida y vuelta desde Santiago. Entonces se ha orientado el trabajo a facilitar la investigación dentro del santuario. Las principales visitas son de investigadores de institutos, universidades y escuelas de básica y media que entienden este lugar como un patrimonio natural con características únicas y como un ecosistema de referencia para el bosque esclerófilo en su mejor estado de conservación”, subraya Pablo Squella.
Por último, el tercer eje de trabajo, sobre la educación ambiental, consiste en actividades tanto en aula como en terreno para estudiantes de básica y media, de manera tal que puedan aprender de biodiversidad y conocer la flora y fauna del Santuario. La compensación de emisiones, según el director de Desarrollo de Robles, “es un instrumento que tiene cada vez más fuerza porque genera muchas externalidades positivas en los lugares donde se inserta”.

“Nos entusiasman las perspectivas de los proyectos 2026, donde atletas y empresas se pueden sumar a las nuevas iniciativas de forestación de la Región Metropolitana, que permitan implementar nuevas soluciones basadas en la naturaleza en beneficio de todas las personas”.
El canto de los pajaritos
Ya en terreno, el grupo de estudiantes del Liceo Sara Troncoso y su profesor Roberto Menares suben una leve pendiente para llegar al sitio exacto donde las especies de Bosque Maratón plantadas en 2024 exhiben sus primeros brotes. Pasos más arriba yacen las 350 especies sembradas este año, a las cuales se sumarán las 50 plantadas por los alumnos en hoyos que ya cavó el personal de Robles. En medio del silencio se escuchan los pajaritos y el vaivén de las hojas producto del efecto de la brisa. De fondo hay una vista inspiradora a las altas cumbres tapizadas de verde del Cordón de Cantillana.
La procesión es acompañada por los representantes de Robles y de Prokart, así como también por la profesional de apoyo técnico de la Oficina de Medio Ambiente de la Municipalidad de Alhué, Natalia Montenares. “Valoramos bastante el espacio y que nos reciban con los niños para apoyar la mantención de este lugar como Santuario de la Naturaleza”, dice Montenares, para quien esta invitación refuerza el compromiso ambiental municipal, ya que “estamos constantemente haciendo charlas sobre calentamiento global y trabajando en el Plan Comunal de Cambio Climático y en una nueva ordenanza para tener más control y fiscalización en la prevención de talas ilegales e incendios, además de hacer talleres de reciclaje y de huertas comunitarias”.
Las y los jóvenes se organizan en grupos de tres para plantar los ejemplares, asesorados por el personal de Robles y Prokart, que vierten nutrientes antes de tapar los hoyos. Los rayos de sol pegan fuerte al mediodía, pero los estudiantes, que salieron de clases precisamente para participar en la jornada de forestación, están muy concentrados mientras reciben las instrucciones. Al principio, sin embargo, ni Laura Silva ni Valentina Astudillo, estudiantes del Liceo Sara Troncoso, querían venir a terreno. Luego del contacto directo con la tierra cambiaron de opinión.
“Yo de primera no quería venir, me quería quedar en clases, pero ahora que veo toda la naturaleza, me entretuvo plantar. Me puse a escuchar mientras estaban todos callados: se oían los pajaritos”, dice Laura, mientras que Valentina, también un poco renuente a salir de clases, dice que plantar por primera vez la llenó de vida.
Más aún, a Laura Silva le parecería óptimo combinar la metodología de clases en el aula y en terreno. Para ella, “está súper bien permanecer durante la semana en la sala aprendiendo, pero sacar a la gente del aula también te hace aprender y te sirve para la vida. Si quieres plantar algo en tu casa, por estar todo el día en clases no sabrás hacerlo”. Valentina Astudillo, en tanto, viviendo y estudiando en Alhué, no conocía el Santuario por dentro y sólo había llegado hasta el portón.
El profesor de religión Roberto Menares, quien sigue muy de cerca la obra de sus alumnos, señala que esta actividad sirve para motivar a los jóvenes y valorar el patrimonio natural que presenta la comuna de Alhué, desconocido para la mayoría de ellos. “Con actividades como ésta les damos a las nuevas generaciones la oportunidad de cuidar la naturaleza, que puedan conversar con sus padres o que difundan dentro del mismo liceo. Es importante que valoren lo que tienen, porque los chicos no conocen el valor de la flora y fauna que hay acá en el Santuario”, cuenta Menares, oriundo de Melipilla y que vive feliz haciendo clases en Alhué alejado del ruido de la ciudad. Él mismo suele subir los Altos de Cantillana y el Talamí, dos de las cumbres más altas del Cordón, porque le encanta el trekking y respirar aire puro.
La jornada termina con una foto grupal al lado de las plantaciones que darán vida al Bosque Maratón. Lo que al principio eran rostros de desgano de los alumnos dio paso a las sonrisas por la misión cumplida. Quizá porque asimilaron que representaban a un grupo mayor de gente, como les hizo saber Gonzalo León, de Prokart: las y los atletas del Maratón de Santiago ya pueden tener la certeza de haber contribuido a la plantación de un bosque nativo ejecutada por estudiantes de un remoto liceo de Alhué en un desconocido Santuario de la Naturaleza que es un orgullo para la Región Metropolitana. “Esto nos ayuda a mantener y desarrollar este lugar como un área de conservación, para que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de ella tal cual como ha sido originalmente”, cierra Pablo Squella.




















