Nada cambió sustancialmente para los visitantes chilenos y extranjeros que buscan renovar su espíritu con los paisajes indómitos de Isla de Pascua y sus moais. Como ocurría antes, los turistas podrán permanecer, a lo sumo, 30 días en Rapa Nui. A partir del 3 de mayo, sin embargo, quienes pretenden quedarse como residentes en territorio insular ya no podrán hacerlo, salvo contadas excepciones.
El viernes pasado fue publicado en el Diario Oficial el decreto supremo 1428 del Ministerio del Interior y Seguridad Pública que declaró a Isla de Pascua en estado de latencia por carga demográfica. Dicho de otro modo, actualmente Rapa Nui no tiene la capacidad para cubrir las necesidades en el contexto de un aumento descontrolado de la población externa a la isla. La declaración de latencia, eso sí, es un estado intermedio entre óptimo y saturado. En términos más concretos, si se hace una analogía con un semáforo, el estado de latencia sería el color amarillo.
Pero, ¿cómo se llegó a este índice? Mientras se discutía la ley 21.070 -vigente desde el 1 de agosto de 2018 y que regula la permanencia en Isla de Pascua-, el Programa de Planes y Proyectos Urbanos de la Universidad Católica elaboró un Modelo de Capacidad de Carga para Isla de Pascua (MCC). Éste arrojó resultados para 12 de 21 variables determinadas según su nivel óptimo, latencia y saturación. Con respecto a las nueve restantes variables no había suficientes datos como para sistematizar la información. Pese a que Interior encargó el estudio a la UC, los investigadores del plantel universitario pidieron que la solicitud emanara de la propia comunidad del “ombligo del mundo”.
El modelo de la UC, presentado en 2017, estableció que tres de las 12 variables estaban en latencia: volumen de residuos sólidos en el vertedero de la isla, la lengua rapanui y la cobertura del servicio de educación. En tanto, el nivel de saturación, es decir, más grave que el de latencia y que sobrepasa el umbral permitido, aplicaba para cinco variables: energía eléctrica, brecha entre oferta y demanda de peces, sobrepoblación de ganado, cobertura del servicio de salud, ocupación urbana y vivienda. Solo tres variables presentaban un estado óptimo: consumo de agua potable, capacidad de camas para los turistas y percepción del turismo.
La fórmula proyecta un escenario de saturación según la población estimada para determinados años. Por ejemplo, en el caso de la variable del volumen de residuos sólidos en el vertedero isleño (latencia), había 20.297 toneladas mensuales depositadas a diciembre de 2016. El MCC calcula que el umbral de saturación del vertedero sería 85.085 toneladas de residuos por mes, y que el colapso se podría producir en abril de 2025 si la población aumenta a 10.799 habitantes. Por eso la estimación siempre se realiza en función del tamaño poblacional.
De igual modo, en la variable de pesca, por ejemplo, el modelo comienza saturado. Las cifras extraídas del MCC hablan de que actualmente se están capturando 3.738 toneladas de peces al mes, siendo que la demanda por carga demográfica actual es de 3.684 toneladas mensuales. O sea, la oferta de peces es superior a la demanda.