La empresa Imaspa purifica aguas, mitiga olores y proyecta combatir la contaminación de Santiago
Este emprendimiento fabrica tecnología que promueve el reúso y reutilización de aguas a través de diferentes proyectos, y últimamente se están enfocando en el desarrollo de tecnologías que contribuyan a la mitigación del olor como agente contaminante, ya reconocido en una ley. Hace poco su fundador y gerente general Gerardo Daza estuvo en el Global Innovation Summit (GIS 2025) en Hannover, donde pudo hacer match con dos empresas coreanas para trabajar en dispositivos que puedan combatir la contaminación atmosférica en la capital chilena.


Imaspa partió el año 2011 como empresa contratista en ingeniería, construcción y puesta en marcha de proyectos de saneamiento ambiental, principalmente ligados al sector sanitario, producción de agua potable y tratamiento de aguas servidas y residuales en general. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, el enfoque fue modificándose hacia el desarrollo de tecnologías para purificación de agua y aire. Es, en definitiva, a lo que hoy se aboca la empresa, pero siempre contando en el horizonte con la posibilidad de seguir evolucionando en infraestructura y tecnología para otras aplicaciones.
“Tomamos unas capacitaciones con empresas extranjeras a las cuales representamos durante un tiempo en Chile. Empezamos a fortalecer esa capacidad de crear y repensar las máquinas. Hoy ese es nuestro foco central: crear tecnología para purificación de agua y de aire, con la idea de haerlo más efiicente en el uso de energía, con menos impactos ambientales y mejorando las formas de construcción para que disminuyan los costos de transporte y los tiempos de instalación sean menores”, comenta Gerardo Daza, fundador y gerente general de Imaspa.
Actualmente Imapsa tiene alrededor de 70-80 proyectos en todo Chile, desde Antofagasta a Puerto Chacabuco, donde uno de sus grandes clientes es Aguas Andinas, a quienes provee de tecnología en términos de purificación de aguas. Daza aclara que purificación no necesariamente implica potabilización: “Depende del uso final. Usamos las tecnologías, pero es muy distinto producir agua potable a hacer reúso de agua en otras cosas. Los requerimientos de purificación son distintos”.
“Si lo vemos en términos de volumen de agua, claro, son proyectos de envergadura grande como los que tenemos con Aguas Andinas. También hicimos la planta de tratamiento de aguas servidas de Chaitén cuando se repobló después de la erupción del volcán; hemos sido proveedores de energía para proyectos de Aguas Andinas; hemos podido participar en el aumento de la capacidad de producción de la planta del Parque Padre Hurtado (ex Intercomunal de La Reina), donde se aumentó la capacidad a 1.200 litros por segundo”, agrega Daza.
En definitiva, opina Daza, “creemos que se puede desarrollar tecnología en Chile, incluso para ser exportable. Tenemos un buen equipo y buena capacidad de manufactura. Esperemos que nos puedan mirar y poder ser líderes en la región”.
Tratamiento de olores
Otra de las líneas importantes de desarrollo de Imaspa es la tecnología que están desarrollando para el control de olores, ahora que estos están reconocidos en la legislación chilena como un agente contaminante. Cuenta Gerardo Daza que hace cinco años le vendieron un diseño de su tecnología de control de olores a una empresa más grande. Ahora, tras un período de restricción por un tema de competencia, buscan retomar esa línea. “Hemos tenido el tiempo suficiente para madurar las ideas e ir creando nuevas tecnologías para el control de olores”, comenta el emprendedor.
Una de las claves del éxito de estos nuevos dispositivos pasa por que la ley obliga a medir los olores en el receptor y no en el emisor. De manera que la nueva tecnología se tiene que dirigir a este nuevo elemento presente en la legislación. “La metodología y los parámetros de control ya están establecidos: vamos a medir en la persona que sufre el impacto de los olores”, dice.
“La metodología y los parámetros de control ya están establecidos: vamos a medir en la persona que sufre el impacto de los olores”.

“El 40 por ciento de nuestro tiempo lo invertimos en investigación y desarrollo. La idea es que esta tecnología de mitigación de olores en actividades industriales puedan remover distintos gases que provocan impacto en las comunidades y vecinos; que sean equipos de difusión capaces de mitigar los efectos de las emisiones gaseosas industriales, que sean con bajos costos energéticos. Se trata de diluir esos gases para minimizar el impacto de los gases”, detalla el gerente general de la firma.
Adicionalmente, para este propósito es que justamente Imaspa está buscando incorporar elementos de inteligencia artificial. Con ella busca medir el impacto en el receptor de los olores. “Por eso apelamos a los modelos predictivos, con las condiciones de la tecnología que instalamos. También con análisis de datos. Queremos incluir esa dimensión dentro de nuestra tecnología”, apunta Daza.
El match con Corea en Hannover
Hay un sueño que está latente en la cabeza de Gerardo Daza con respecto a los nuevos proyectos de su empresa. La idea se consolidó tras la participación de Imaspa en el Global Innovation Summit (GIS 2015), en la ciudad alemana de Hannover, un evento clave en el ámbito internacional sobre Investigación, Desarrollo e Innovación. Ahí, cada empresa invitada tenía la oportunidad de hacer match con otra compañía para juntos potenciar algún proyecto en mente.
En el caso de Gerardo Daza, de Imaspa, logró hacer match con dos empresas coreanas buscando ser una solución para un tema crítico en Santiago: la contaminación atmosférica. Una de las empresas coreanas tiene que ver con la aplicación de nanomateriales que sirven como fotocatalizadores de purificación de aire; y la otra desarrolla filtros para control de contaminación de material particulado.
“Quedamos en colaborar y crear nuevos productos en conjunto para mitigar la contaminación atmosférica en Santiago. La idea es que sean dispositivos que se instalen en la ciudad, específicamente en parques que controlen y retengan la polución poco a poco. Mientras más puntos se coloquen en la ciudad, mayor es el efecto que se puede tener”, explica Gerardo Daza, quien aclara que el proyecto está aún en etapas muy tempranaas e “ideando los modelos de elaboración de prototipos, análisis y testeos de resultados a ver qué sale”.
En específico, las empresas coreanas le pidieron a Imaspa desarrollar estos dispositivos y que estos “no generen impacto visual ni impactos de ningún tipo, pero que estén limpiando el aire constantemente”, concluye Daza, cuya empresa está muy cerca de llevar su tecnología a Colombia. Brasil está un poquito más lejano, porque hay más barreras, pero también hay intenciones de llevarla allá. “Queremos demostrar que es mucho más fácil traer tecnología de Chile que de Europa o Estados Unidos”.