Cosechadores de agua: niñeces de Paine recolectan lluvia gracias al impulso de una emprendedora local
Silvia Letelier Guerrero es profesora jubilada de la comuna de Paine y durante décadas ha inculcado el respeto y admiración por el medio ambiente a los niños y niñas de la zona. Uno de sus proyectos más destacados, los “cosechadores de agua”, motivó que fuera reconocida este año con el “Premio Mujer Impacta” en la categoría Medio Ambiente.
“Yo sabía que este proyecto iba a salir adelante por la motivación de los niños. Me ha dejado impactada”, comenta Silvia Letelier Guerrero, profesora jubilada de la comuna de Paine, en la región Metropolitana. Si bien dejó de dar clases hace un tiempo, a sus 68 años continúa trabajando con niños y niñas de la zona, enseñándoles cómo cuidar el agua con el programa “Agua que no has de beber, ayúdala a volver”.
La escasez hídrica que han sufrido diversos territorios del país, entre ellos Paine, ha provocado que se implementen muchas iniciativas, a diferentes niveles, para poder “salvar” el agua. La de Silvia es una de ellas, y consiste en poner en funcionamiento el método de “cosechadores de agua”. Actualmente, 13 de las 17 escuelas públicas de la comuna ya cuentan con el sistema.
Silvia era profesora de enseñanza básica, con mención en Ciencias, motivo por el que siempre estuvo ligada a temas medioambientales con la niñez. De hecho, recuerda que incluso hacían talleres los días sábado, para no interferir con otras clases, y salían en grupos a reconocer la flora y fauna de la cercana localidad de Hospital.
El proyecto “Agua que no has de beber, ayúdala a volver” se remonta a 2011, y fue en 2015, en el Liceo Gregorio Morales Miranda, cuando se establecieron los Cosechadores de agua, recuerda Silvia: “Hacíamos proyectos con Explora Conicyt y comenzamos instalando lo que sería el primer cosechador. Nos conseguimos unos estanques y conectamos las canaletas a unas tuberías. A un costado, instalamos un invernadero, un huerto escolar, que se riega con el agua cosechada”.
“No nos quedamos solo con los estanques de las escuelas, porque con las precipitaciones de este año, los colectores de agua se llenaron con las primeras lluvias. Como también replicamos en hogares, las familias están integradas al proyecto. El año pasado logramos cosechar alrededor de 90.000 litros de agua lluvia. Es una cifra impactante, y eso significa que podríamos cosechar más”.
Comunidad
Las ventajas y beneficios de este proyecto han provocado su rápida propagación por la comuna, donde más de una decena de colegios cuenta con sus cosechadores de agua. No obstante, el impacto no se limita a los establecimientos educacionales. Tal y como esperaba Silvia, la clave fue trabajar con las niñeces, ya que de esta forma aumentaban el alcance con sus familias.
“Los niños y niñas llevan esta información a sus casas y dicen ‘mamá, cosechamos agua lluvia, tenemos que cuidar el agua’. Porque todo esto no se trata solo de juntar agua, sino que también de cómo cuidarla y darle buen uso. Ellos asisten a talleres de confección de prototipos simples y los difunden y replican con sus familias y en sus comunidades”, explica.
Cada escuela tiene un estanque con una capacidad aproximada de 3.000 litros de agua pero, además de las 13 escuelas que tienen el sistema, también consideran el agua que se junta en casas, detalla Silvia.
“No nos quedamos solo con los estanques de las escuelas, porque con las precipitaciones de este año, los colectores de agua se llenaron con las primeras lluvias. Como también replicamos en hogares, las familias están integradas al proyecto. El año pasado logramos cosechar alrededor de 90.000 litros de agua lluvia. Es una cifra impactante, y eso significa que podríamos cosechar más”, detalla la docente.
Si bien en hogares no hay estanques con la misma capacidad que tienen los colegios, la profesora explica que las familias comienzan a recurrir a la imaginación para poder recolectar agua: desde ollas y tarros, a tinas viejas y lavadoras en desuso.
Educación
Como Silvia está jubilada desde 2017, y el proyecto de cosecha de agua ha tenido un impacto tan importante en la zona, la Cooperativa Agua Potable Hospital Champa le propuso a la profesora continuar desarrollando su trabajo en la comunidad, acompañando a las escuelas y los docentes para implementar más sistemas de recolección.
“Yo desarrollo un plan de trabajo para el año, para todos los meses en la escuela, y así los profesores van dando continuidad al proyecto. Yo continúo trabajando con ellos haciendo talleres de prototipos, de cuidado del agua, y de todo lo relacionado a la cosecha del agua. Si vamos a cosechar agua, tenemos que saber dónde la vamos a usar. En las escuelas hay huertos escolares, y como en Hospital la mayoría de la gente tiene su pequeño huerto, también ha sido favorable la divulgación”, detalla.
Además, cada año lectivo concluye con una Feria del Agua, donde las escuelas que cosechan agua presentan sus proyectos y el compromiso que han asumido para cuidar los recursos hídricos.
Reconocimiento
Por este trabajo con los estudiantes y los hogares de Paine para cosechar agua, Silvia fue una de las 10 emprendedoras sociales que este año fue reconocida con el Premio Mujer Impacta. El proceso de selección consistió en la evaluación de más de 500 postulaciones en diferentes temáticas, como salud, educación, primera infancia, entre otros. Silvia recibió el premio en el área Medio Ambiente.
“Estoy feliz, muy contenta. Estoy muy emocionada con este premio, porque ha sido una motivación para continuar el proyecto y que se pueda visibilizar a través de los medios de comunicación a nivel nacional”, indica.