El sector minero no es indiferente al nuevo escenario de crisis climática y ambiental que afecta al mundo y, en particular, a nuestro país. Ante la alta posibilidad de experimentar nuevos desastres naturales, producto de la aceleración del cambio climático, la industria de la minería ya está tomando medidas para afrontar el contexto de escasez hídrica y precipitaciones más abundantes en un intervalo corto de tiempo.
Durante la semana el seminario “Sustentabilidad en la minería en un contexto de cambio global”, organizado por el Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC, por su sigla en inglés) y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, abordó esta temática en el panel de discusión, que contó con varios expertos y autoridades vinculados a la minería, tanto del sector privado como del público.
En representación de la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI), institución gremial que reúne a 76 compañías de la mediana y gran minería y empresas proveedoras, y a 28 asociaciones mineras regionales, estuvo la gerenta de desarrollo, María Cristina Betancourt, quien se refirió a los avances que ha tenido el sector minero en la adaptación y mitigación al cambio climático.
En conversación con País Circular, Betancourt indicó que el sector minero se encuentra trabajando sobre varios ejes, entre los que destacan el uso de la desalinización y de la recirculación del agua, para paliar los efectos de la escasez hídrica.
“La minería chilena es en la zona norte, es una zona desértica. La minería ha estado trabajando en autoproveerse agua a través de la recirculación. Las tasas de recirculación están por sobre el 80 por ciento en algunas empresas, pero como sector estamos por sobre el 70%. En la mediana empresa es superior al 50%”, explica la gerenta de desarrollo de SONAMI.
En lo que respecta a la desanilización, Betancourt dice que es una práctica ya extendida en la industria, por cuanto el uso del recurso hídrico representa entre un 3% y un 4% del consumo total en el país, por lo que “nos propusimos abastecernos con nuestras propias fuentes de agua”.
A través de esta tecnología, según cifras que entrega Betancourt, la desalinización representa el 6 por ciento del consumo total de agua en la minería, pero a futuro, agrega ella, “se espera que toda el agua utilizada en las faenas mineras provenga del mar, sea agua salada o desalada”.
En cuanto a la adaptación de la infraestructura ante el escenario de crisis climática, Betancourt especifica que recién se están haciendo estudios para estimar cuáles serían los efectos reales en esta transición. “Es importante que haya mediciones exactas, se sabe que el recurso hídrico está disminuyendo. Estamos trabajando en mayor conocimiento para tomar las medidas más adecuadas”, indica la representante gremial.
“Lo que se prevé es que haya más precipitación en la zona norte donde está la mayoría de las mineras, y en el centro menos. Es un desafío grande, porque en el norte nunca había habido lluvias así, más fuertes y ocasionales”, agrega Betancourt, para quien los estudios en curso servirán para presagiar “si las mismas faenas mineras se pueden sostener en el contexto actual, o se podrían eliminar si hay lluvias muy grandes”.